miércoles, 3 de abril de 2013

BRUTE, FILI MI (La Gestión del Capital).



Brutus nos brinda una nueva y sabia reflexión. Lo que nos plantea se puede decir más alto pero no más claro... 

Entiendo que los liberales estén desorientados y los socialdemócratas también, la situación actual les desborda, el sistema es algo así como la serie de los inmortales, una lucha despiadada de todos contra todos donde solo puede sobrevivir uno.

Con la revolución industrial a finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX el invertir en sistemas productivos podía ser rentable, pero cumpliendo la premisa que el capital no tiene oficio, este ya había ido desplazándose hacia lo que podríamos llamar “la gestión del capital” y nada mejor que los bancos y la bolsa para estos fines, así y sin darse cuenta, el sistema productivo de iniciativa privada queda dependiendo totalmente del financiero el cual cada vez ve menos atractivo la inversión productiva dando prioridad al especulativa. 

Los especuladores no producen absolutamente nada, simplemente alteran el valor de las cosas, pero supieron ganarse la admiración de los liberales y socialdemócratas, los consideraban sus ídolos: "¡joder! que tíos tan listos” pensaban, simplemente poniendo su dinero aquí o allá ganan un montón de pasta prácticamente sin esfuerzo. 

Han sido tan idolatrados que hasta se ha visto con admiración como sabían sacar provecho de las dificultades de las personas, empresas y hasta de los propios estados. Así, no solo han obtenido beneficio con la alteración al alza del valor de las cosas, sino que también al comprar por debajo de su valor. Esta práctica resulta peligrosísima puesto que con su enorme poder pueden generar dificultades en todos los niveles y estratos sociales para obtener beneficios.

Los estados con toda su población se han convertido en marionetas que manejan a su antojo, desde su posición de poder, como financieros de gobiernos y partidos, las elites bancarias han perfeccionado con el tiempo sus métodos de control. Manteniéndose siempre entre bastidores, tiran de las cuerdas que controlan a los medios, los partidos políticos, las agencias de inteligencia, los mercados bursátiles, y las oficinas gubernamentales. 

Tal vez la mayor palanca de poder entregada por los políticos sea su control sobre las monedas. Mediante el timo de los bancos centrales, causan ciclos de auge y ruina, inventan dinero de la nada y luego lo prestan con intereses a los gobiernos. El poder de la pandilla bancaria de la elite de los “gestores de capital” es absoluto y sutil.

BRUTUS

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